El anuncio de Bethesda sobre Oblivion Remastered me dejó asombrado. El viaje de 2006 por Tamriel, alguna vez definido por personajes con rostros de patata y llanuras verdes borrosas, ahora se erige como el título de The Elder Scrolls visualmente más impactante hasta la fecha. Después de años de remasterizaciones HD mediocres —como Mass Effect Legendary Edition y Dark Souls Remastered, que apenas difieren de sus raíces en Xbox 360— ver la Ciudad Imperial renacer en Unreal Engine 5 con trazado de rayos resultó surrealista. Más allá de lo visual, el juego incluye combate mejorado, mecánicas de RPG refinadas e innumerables detalles ajustados. Esto me llevó a preguntarme si Bethesda y el desarrollador Virtuos lo etiquetaron mal. ¿No debería llamarse *remake* en lugar de remaster?
No fui el único en pensar esto. Los fanáticos en general lo han catalogado como un remake, e incluso Bruce Nesmith, diseñador principal del Oblivion original, comentó que "remaster" podría no hacerle justicia. Sin embargo, tras horas de juego, la distinción es clara: Oblivion Remastered luce como un remake, pero en el fondo se siente como un remaster.
La apariencia de remake surge del exhaustivo trabajo de Virtuos: cada recurso, desde árboles hasta espadas y fortalezas en ruinas, ha sido reconstruido desde cero. El resultado es un juego visualmente espectacular que cumple con los estándares gráficos de 2025, con texturas impresionantes, iluminación dinámica y un nuevo sistema de física que hace que cada flecha y golpe se sientan realistas. Los NPCs, aunque familiares, están completamente rediseñados, elevando la experiencia más allá de simples actualizaciones nostálgicas de "como lo recordabas". Esta renovación es tan impresionante que, de no ser por los rumores previos, podría haberlo confundido con The Elder Scrolls 6.Las mejoras van más allá de lo visual. El combate se siente más contundente: los ataques de espada larga ya no parecen peleas con globos. La cámara en tercera persona ahora incluye una retícula, y las interfaces renovadas mejoran los menús, registros de misiones, ganzúas y minijuegos de persuasión. El anticuado sistema de nivelación original fue reemplazado por una mezcla más fluida de las mecánicas de Oblivion y Skyrim. Y lo mejor: finalmente hay un botón para correr. Con tantos cambios, es tentador llamarlo remake.
Aun así, el debate gira en torno a la semántica, no solo al alcance. La industria carece de definiciones claras para "remake" y "remaster". La trilogía Grand Theft Auto de Rockstar, las "Ediciones Definitivas", lucen desactualizadas a pesar de sus texturas mejoradas, mientras que Crash Bandicoot N. Sane Trilogy, etiquetado como remaster, brilla con gráficos modernos. Remakes como Shadow of the Colossus y Demon’s Souls de Bluepoint recrean fielmente los originales con nueva tecnología, mientras que Resident Evil 2 reinterpreta su jugabilidad central. Por su parte, Final Fantasy 7 Remake y Rebirth reformulan completamente la historia y el diseño. Estos enfoques variados nublan las aguas.
Históricamente, un remake implicaba una reconstrucción total en un motor moderno, mientras que un remaster se limitaba a ajustes gráficos dentro de la tecnología original. Hoy, un remaster parece definirse mejor como una renovación visual que conserva el diseño central del juego, con algunas mejoras menores. Un remake, por el contrario, lo reinterpreta por completo. Bajo esta lógica, Demon’s Souls y el próximo Metal Gear Solid: Delta se inclinan más hacia remasters, mientras que los remakes verdaderos se sienten como nuevas interpretaciones.
Esa época se refleja de incontables maneras: pantallas de carga tras casi cada puerta, un minijuego de persuasión incongruente que se siente ajeno pese a su renovación, y diseños de ciudades que parecen escenarios simples en lugar de lugares habitados. Los NPCs se mueven con rigidez y hablan con su peculiar encanto, mientras que el combate, aunque mejorado, carece de la fluidez moderna. El juego incluso conserva sus icónicos bugs, preservados como tributos al original.
Comparado con Avowed de Obsidian, lanzado recientemente, que muestra combate y exploración de vanguardia, las colinas y cuevas de Oblivion se sienten anticuadas. Aun así, Oblivion Remastered conserva su magia. Sus campos abiertos rebosan misterios, sus guerras de clanes de goblins siguen siendo dinámicas, y sus misiones superan las repetitivas mazmorras de Skyrim. La libertad clásica del juego resulta liberadora en una era de jugabilidad guiada. No obstante, sus diálogos carecen de pulido, sus sistemas no encajan elegantemente, y sus diseños de niveles —ya sean cuevas, castillos o los reinos de Oblivion— se sienten arcaicos. Un remake modernizaría esto, pero este proyecto abraza la nostalgia. Por eso, Remastered.
Ver resultadosLos videojuegos suelen tomar términos del cine. Los remakes de películas cuentan con nuevos elencos y guiones, mientras que los remasters mejoran el apartado visual a estándares modernos. Aun así, una restauración en 4K de Tiburón o El Padrino sigue sintiéndose claramente de los 70. Oblivion Remastered refleja estas restauraciones: lleva los gráficos a nuevas alturas con Unreal Engine 5, pero preserva su esencia de los 2000. Alex Murphy, productor ejecutivo de Virtuos, lo resumió: "El motor de Oblivion es el cerebro, Unreal 5 el cuerpo, dando vida a una experiencia amada".Oblivion Remastered cumple con su nombre, estableciendo un nuevo estándar para remasters AAA. A diferencia del insulso Mass Effect Legendary Edition o el cínico Grand Theft Auto: The Trilogy, este proyecto irradia pasión. Luce como un remake, pero juega como un remaster, logrando un equilibrio que honra su legado mientras deslumbra de nuevo.